Plato fresco y elegante que reinterpreta la clásica sopa fría andaluza
Elaborado con almendras, ajo, pan, aceite de oliva y vinagre, ofrece una textura cremosa y un sabor suave pero profundo. Las nueces aportan un crujiente terroso y un toque de amargor que enriquece el conjunto. La fruta de temporada, como uvas, melocotón o higos, añade una nota dulce y jugosa, creando un contraste vibrante.