Vino natural, sin ningún tipo de corrección artificial ni aditivo químico. Un tinto artesanal y familiar de pequeña producción con el que deleitarse y gozar de las enormes virtudes de la uva bobal. Fue en el año 2000 cuando Rafa López apostó por recuperar viejos viñedos y dejarse llevar por la ilusión de hacer un gran vino que rebosa honestidad y carácter familiar. Quiso volver atrás para recuperar el quehacer de los mayores, una forma menos tecnológica de elaborar vino que permitiera recuperar sabores de antaño y, damos fe de que lo ha conseguido.